viernes, 26 de agosto de 2011

Grandes Despedidas II

Hace tiempo, no demasiado, supe que las experiencias, las relaciones, y ¿Por qué no? la vida en sí, tienen una fecha de caducidad.
Siempre puedes comerte un yogur caducado, pero te arriesgas a que te siente mal.
Siempre puedes seguir en la misma línea del camino, pero te arriesgas a que salga mal.
Me marqué un camino hace mucho tiempo. Me marqué una línea, una carretera, y me empeñé en seguirla sin repostar en ninguna estación.

Y un día, un día cualquiera me levanté y dije. “No. Este no es mi camino.”

La vida no se rige por lo que debes hacer, por las normas impuestas, ni siquiera por los caminos que tú te marcas.
La vida es un cambio constante.

Y tú lo sabes bien. Sabes que el camino no es fácil, que habrá piedras, que habrá falta de gasolina.
Que querrás volver a casa.

Siempre puedes volver a casa.

Hoy puedo decir que soy más consciente aún de mis últimas horas en casa.
Y que suena dramático, pero sé que nadie como tú entenderá esa sensación.

Nadie sabrá como tú la sensación que se tiene de saber que no volverás.
Porque no es tu camino.

Porque sabes que no es tu sitio.

Y hoy puedo decir que de todas las despedidas que tengo esta última semana, la tuya quizás sea de las que más me duelen.
Sé que no es una despedida, sino un hasta luego, hasta pronto.

Pero sé que sabes que seguiré mi camino. Y que seguirás el tuyo.

Que el destino es sabio, y decidió unirnos en un momento de nuestras vidas. Decidió cruzar nuestras ilusiones y hacer que de una clave de sol, nos unieran muchas más cosas.

Hoy marcamos un final.
Y un principio.

Un principio en el que entras tú, aquí, allí, a cinco horas, a diez horas.

En el que me duele más que nunca decir hasta pronto a Bon Appétit.
En el que echaré de menos nuestras charlas sobre el mundo, el destino, los aviones, los libros.
La Alhambra.

No podía imaginar mejor manera de pasar mi penúltima noche en Granada.

No olvides nunca quien eres, ni que las baldosas cambian.
Sólo tienes que saber cómo pisarlas.

Este es el principio del final, y el principio de nuestras vidas.

Te quiero.