Para poder escuchar los latidos fuera del ruido de la ciudad.
lunes, 22 de octubre de 2012
Frío
Para poder escuchar los latidos fuera del ruido de la ciudad.
lunes, 16 de julio de 2012
Tropiezos.
viernes, 6 de julio de 2012
Granada.
sábado, 5 de mayo de 2012
Lluvia.
miércoles, 25 de abril de 2012
Alma. Capítulo 4.
lunes, 23 de abril de 2012
Casas.
domingo, 22 de abril de 2012
Abril.
lunes, 9 de abril de 2012
Idiota.
domingo, 25 de marzo de 2012
Cosas que pasan.
miércoles, 14 de marzo de 2012
La vida te lleva por caminos raros.
sábado, 3 de marzo de 2012
Narcolepsia.
Me dijeron que en Madrid no se veían bien, y por más que me empeñe en demostrar que yo había visto más de una, no conseguí convencer de mi avistamiento.
Tengo la certeza de que aquella noche vi muchas estrellas.
Más de las que dije.
Brillantes, cercanas.
Imponiéndose sobre los rascacielos que rasgan el cielo de Madrid.
Las vi cuidarme, como poco tiempo atrás.
Velando mis sueños, entrando en mi subconsciente y susurrándome coordenadas estelares.
Asegurando mi descanso, guardando mi alma.
Las vi llamarme.
Las vi como las veo delante de la Alhambra en verano.
Aturdiéndome, adormeciéndome en un lecho cálido.
Sacando de mi todo lo negro y envolviéndome en una espiral de somníferos.
Narcolepsia.
Las estrellas que esperaron dejarse ver en un nuevo cielo ya no están.
Busco su dosis de narcótico, su poder para adormecer. Para sacar los nudos.
Pero no están.
Yo quería ir a ver las estrellas.
Me dijeron que en Madrid no se veían bien.
Y me prometieron un cielo más claro.
Y yo nunca lo creí.
http://www.youtube.com/watch?v=xdGXybo_joI
viernes, 2 de marzo de 2012
Atocha.
Atocha es el lugar donde las vidas se cortan.
El lugar donde se unen los nuevos caminos, donde las bombas explotan.
En trenes, en estaciones, en corazones.
Donde la oscuridad deja paso a la luz.
El lugar que elegiste para hacer una nueva línea de colores.
Atocha es el espacio de tiempo y lugar en el que puedes desgarrarte sin que nadie te escuche.
Es donde para el tren que has elegido coger.
Y donde acaba el trayecto del tren que explota.
Donde te sientes pequeña.
Tan, tan pequeña.
Que querrías parar el tiempo y tu cabeza diez minutos.
Y oír el silencio.
El que ya conoces, el que te saluda como un amigo.
Y te invita a acomodarte y ofrecerte una nueva estación.
La que tenías cuando nada más importaba.
Cuando todo estaba bien.
Atocha no tiene trenes para mí.
Porque hay trenes que cuando llegan a Gran Vía, revientan allí.
lunes, 16 de enero de 2012
Gran Vía.
lunes, 9 de enero de 2012
Justo lo contrario al amor.
Es complejo entender la mente de cada uno. Los pensamientos, los deseos.
Pero a veces con una mirada basta.
Tendemos a unirnos. A depender. A poseer.
A confundir términos, a mezclar sentimientos.
A necesitar atención, cariño, comprensión. Aunque eso no implique necesariamente algo más.
Solemos ser ambiciosos. Mentirosos. No con los demás, con nosotros mismos.
Cuando no sabemos qué queremos. A quién queremos.
Cuando lo queremos todo, y no podemos reconocerlo.
Somos nosotros los que estamos perdidos.
Nos hacemos los locos. Nunca sabemos que sentimos exactamente.
Hoy amor, mañana dependencia, ayer cariño.
Pero sabemos perfectamente como terminan los capítulos.
Pedimos lo que no podemos dar. Y lloramos cuando vemos el final.
El final.
Qué efímero. Qué rápido.
Todo se esfuma y volvemos a esa rueda.
A echar. De menos, de más, en falta.
A echar. De nuestra vida, de nuestra cama, de nuestro corazón.
A intentar calcar momentos, a investigar miradas.
Pedir con los ojos un “no me dejes, por favor”.
Como si la vida dependiera de ello.
De quedarnos colgados de una mirada y ver la vida pasar. De inventar que no hay nada más.
Nada más que regalar el tiempo y contar los días.
Como si esa fuera la única estrategia.
Dar y recibir un cambio. Hoy por ti, mañana por mí.
Un te necesito, pero no puedo.
Coserte a mi espalda.
Rendirme y derrotarme.
Como si fuera fácil volver al momento en que la rueda giró.
Y replantear mi existencia sin tus cosquillas.
Marcamos los días con bolígrafo, pintamos corazones en cristales, cuando el nuestro está de vacaciones.
Porque no quiere saber nada.
Esto es algo entre tú y su clavícula.
La historia de cómo perderse y esperar a que te encuentre.
De que se quede tus colores.
http://www.youtube.com/watch?v=tw3b6sfbv6g