jueves, 20 de marzo de 2014

Desde Roma con Amor.



Con contraluces solares. Que recogen la luz para guardarla cuando el día se hace oscuro.
Y llena de calor las estancias lluviosas.

Con miradas nuevas. Con manos nuevas. Que rompen el equilibrio entre el bien y el mal. Que te impulsan, que te vuelcan.
Y te ensanchan el alma.

Con leves taconeos, que rompen lo hermético y enclaustrado de las palabras.
Con un suspiro que te regalo, porque sé que no hay promesas que valgan ni palabras válidas.
No me hace falta saber que tú nunca te irás.
Tú sí que no te irás.


Recordarme cada mañana, cada vez más bajito, que las paredes de hielo no van a derretirse.
Que nunca va a llegar tu primavera.

Cubrir recuerdos con sábanas blancas. Tachar números con fotos.
Mientras, a mi paso, florecen las flores.
Mis flores.

Y contemplar ciudades de noche. En compañías inconcebibles y llenas de ilusión.
Mientras se me borran los olores.
Para dejar paso a instantes de verdad.

Y se disuaden los inviernos.
Los estacionales y los internos.
Se disuaden como las nubes de humo de menta,

Como las locuras y las 36 horas sin dormir.
Como las bocanadas de aire nocturno.
Que hinchan el pecho y pasa limpio.
Sin nudos. Sin ansias.
Sólo… Pasa.

Y mientras cimiento mi propio castillo, mi corazón va haciendo caso a la cabeza.
Prometiéndole esta vez, regalar sonrisas y olvidar el frío.

Te aseguro que te deseo que acabe el frío.
Que sepas llegar al verano. Que entiendas algún día que por los días no se pasa de puntillas.
Y que hay gente que necesita suspiros para vivir.
Vivir.


Mi primavera va llegando.
Y esta vez para quedarse.

 https://www.youtube.com/watch?v=pjlcerXi2-8