jueves, 11 de junio de 2015

Madrid Vol. III


Y te volviste gris.  Y a mi me pareció una prueba de fondo para sopesar daños.
Tus tejados se ennegrecieron, te quedaste sola en medio del día.
Y caí en la cuenta de que hacía mucho que no llorábamos.

Fue como un check point. Me insinuaste algunas noches y luego me las borraste.
Me marcaste que ya no hay punto de retorno y que algunos recuerdos sustituyen a los viejos.

¿Te acuerdas del olor a mar?
De la mañana fatídica. Del momento que de verdad fue ese punto de no retorno.
Cómo habría cambiado la historia si los besos se dieran cuando se tienen que dar.

Me recuerdas mis mañanas de mantas. Las tardes de pain au chocolat y las noches que no acababan.
Siento que te traté mal, pero llorabas demasiado.
Por más que equilibro la balanza, siempre me sale a ganar.

Pero tengo que confesarte, que algunos días, cuando llueve, se me para el corazón.
Y me acojono en estaciones que empiezan por M, y siempre intento mirar al suelo por si me pilla desprevenida el torrente de aire.

Y tengo que decirte, que soy yo la que pone la pared. Que pienso en algunas noches y me da por elucubrar. Y que los días de lluvia son para pasarlos en ella.

Y a veces me puedes.

Hace mucho que no llorábamos.