domingo, 8 de enero de 2012

Alma. Capítulo 3.

Ya es de noche en la ciudad de Alma.
De noche no significa que el día haya acabado o que haya caído la luz.
Simplemente, es de noche.

No es muy tarde, sin embargo. Apenas las nueve y media pasadas.
Esa hora limbo. En la que si estás acompañado es porque así debía ser, y en la que si estás solo es o bien porque así lo quisiste, o porque no tienes con quien compartir esa hora.

Mike no decide.

A veces piensa que está tan enfrascado con los problemas de Alma, que se olvida de vivir su propia vida.
Incluso puede ser que el propio reflejo de su vida, sea el de Alma.

Hoy Mike sabe que Alma está triste.
No produce lágrimas ni bolas negras, de hecho la producción se ha ralentizado tanto que algunos obreros han optado por volver a casa antes.

Pero el siempre se queda con ella.
Como si con su simple compañía pudiera desatar sus engranajes.
Como si pudiera limpiar sus conductos. Reparar sus grietas.

Hace tiempo que Alma resurgió. Prácticamente resucitó.
Todos la daban por terminada, incluso el Señor.
Pero Mike sabía que daría el gran golpe final, se levantaría y una nueva Era empezaría.

Así fue.
En Alma desde entonces, los obreros visten de colores vistosos, elegantes. El trabajo es menos estresante, porque ya no hay tantos problemas en el núcleo. Basta con mantener las periferias.
La vida de los integrantes de Alma ha mejorado también.
Ya no tienen catástrofes, ni sobresaltos.

Pero el color de Alma ha cambiado.

Alma nunca tiene las agujas en los extremos.
No hay emoción, no hay acción.
Se deja llevar, se deja arrastrar, como si entendiera que la vida es eso.

Como si una simple máquina pudiera entender que no puedes controlar lo que pasa.
No puedes controlar los sentimientos, ni las emociones.

Y a Mike le gusta.
ÉL querría ser así.
Sin tener nunca palabras que decir. Sin sopesar las cosas, simplemente hacerlas, sentirlas.
Y que cuando salieran mal, siempre hubiera una tirita y un poco de plastilina para tapar la grieta.
No habría emoción, no habría acción.

¿Qué pasaría si el corazón fuese una máquina?

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