lunes, 12 de septiembre de 2011

Madrid, día 15.


Madrid, día 15.

Sigo asomándome a la ventana a ver si encuentro alguna montaña.
Sigo mirando con recelo algunas paradas de metro. Pero con la cabeza bien alta.
Casi no tengo tiempo para pararme a pensar en qué o a quién echo de menos.
Y sigo almacenando canciones para la banda sonora de mi nueva vida.

Te echo de menos.
A ti, al que lo piensas. A la que lo piensa. A todos.
A nadie.

14 días dan para mucho.
Para saber quién estará, quien no estará.

Sigue fastidiándome, sigue molestándome que sea igual que siempre.
Que no te des cuenta.

Yo siempre estaré aquí, cuando te lo rompa.
A pesar de que yo tenga más ganas de romperte la cabeza.


Quizás es el aire.
La música, el día.
Septiembre.
El metro.
El miedo a que se pierdan tantas cosas.

Pero echaré de menos que alguien lo haga.

Que me regale la canción que tanto querría escuchar.

Es el martes 13. El aire del sur. El FNAC. El metro. El palacio Real. La Oreja de Van Gogh.

Hace cuatro años, tú me regalaste mucho más que eso.

Ahora, me regalas la libertad de pasear con la cabeza alta.

No te vayas, por favor.


Tienes que ver cómo canto por el Retiro.

Vas a verlo.



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