viernes, 22 de enero de 2016

Miedos

Algunos miedos se esconden en alfombras.
En armarios. Tras las puertas.
Entran cuando abres la ventana y se quedan para siempre.

Viven con nosotros y nunca nos abandonan.
Todos tenemos miedo.

Paradójicamente, no es el miedo a la oscuridad que se va encendiendo la luz.
Es el miedo a la propia luz. A que barra desiertos y expanda el color.

Miedo abrir puertas, cajas.
A tender la mano y que la cojan.

Vivo con miedo a que alguien sepa la combinación.
Cómo abrir las puertas y secar los mares.
A que se instale aquí y no le deje irse.

A que aprenda dónde pulsar, qué tela dejar caer y cuántas veces me tropiezo al día.

He aprendido a vivir con otros miedos. Duermen conmigo en mi cama por las noches.
Se acuestan a mi lado y me arrullan.

Pero no puedo contigo.
Me recuerdas constantemente dónde está mi precipicio.
No puedo contigo.


Como ves todos le tememos.
Pero algunos días lo olvidamos un rato, hasta que no recordamos dónde lo pusimos.

Jugamos a no saber a qué estamos jugando, hasta que nos toca tirar los dados y elegir casilla.
Déjame que esta vez, tire por ti.

Ya me la deberás.

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