Has llegado vaticinando los truenos.
El temblor de tierra.
Como seísmos que tiemblan en los dedos.
Y no llegan al corazón.
Un cristal opaco. Una fotografía muerta.
Que revive en el tiempo equivocado.
Una brecha cosida con prisas.
Y cicatrices traslúcidas.
Quizás ahora hay cosas que dejan de tener importancia.
Querido Mayo, presagiaste la coordenada inexacta.
A veces la sacudida viene por las vidas infalibles.
Por una señal de lluvia.
Por una señal de lluvia.
De la no serenidad. De las fuerzas compartidas. Las verdades
y las mentiras.
Los caminos, las ansias.
Hay rutas que a veces se comparten y a veces se desparten.
Cuando algo pierde su equilibrio, la balanza cae.
Y a veces no quedan fuerzas para levantarla.
A veces pienso que has llegado vaticinando los truenos.
El eclipse de algo brillante.
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